Viendo lo sucedido, el buey sonriendo dijo:
-- Mira becerra, ya sabes por qué tú no tenías que trabajar:
á es que estabas reservada para el sacrificio !
No te ufanes de la ociosidad, pues nunca sabes que mal trae oculto.
Tomado de Cuentos y Fábulas en Sternet
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