Y la corneja, expulsada por los cuervos, volvió de nuevo donde las demás cornejas. Pero éstas, heridas por el ultraje que les había hecho, se negaron a recibirla otra vez. Así, quedó esta corneja excluída de la sociedad de unos y de otros.
Cuando pienses cambiar de sociedad, domicilio o amistades, no lo hagas nunca despreciando a la anterior, no sea que más tarde tengas que regresar allá.
Tomado de Cuentos y Fábulas en Sternet
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