Y la corneja, viendo que se le escapaba la comida de los pichones, volvió a buscar a sus semejantes.
Mas por haber perdido su color original, las otras cornejas tampoco la recibieron en su sociedad; de manera que por haber querido disfrutar de dos comidas, se quedó sin ninguna.
Contentémonos con nuestros bienes, pues tratar de tomar sin derecho los ajenos, sólo nos conduce a perderlo todo.
Tomado de Cuentos y Fábulas en Sternet
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