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viernes, 26 de noviembre de 2010

El guerrero y los cuervos

Partió un hombre para la guerra, pero en el camino, oyendo graznar a los cuervos, tiró sus armas al suelo y se detuvo. Las tomó al rato nuevamente y prosiguió su marcha; más otra vez graznaron los cuervos. De nuevo se detuvo y entonces les dijo:
-á Pueden gritar cuanto les venga en gana, pero no tendrán un banquete con mi carne!
Cuando no se tiene determinación en las acciones, éstas nunca se llegan a realizar.

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