Una de ellas, al pasar por un rico pasto se detuvo, y el cabrero le lanzó una piedra, pero con tan mala suerte que le rompió un cuerno. Entonces el cabrero le suplicó a la cabra que no se lo contara al patrón, a lo que la cabra respondió:
--¡ Quisiera yo quedarme callada, mas no podría ! ! Bien claro está a la vista mi cuerno roto.
Nunca niegues lo que bien se ve.
Tomado de Cuentos y Fábulas en Sternet
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