Los dioses decidieron también burlarse entonces a su vez del embustero, y le enviaron un sueño que le instaba a dirigirse a la orilla del mar, donde inmediatamente encontraría mil monedas de plata.
No pudiendo contener su alegría, el hombre corrió a la playa, pero allí cayó en manos de unos piratas que luego lo vendieron. Y fue así como encontró las mil monedas de plata.
Quien trata de engañar, termina engañado.
Tomado de Cuentos y Fábulas en Sternet
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