El boyero, en lugar de ayudar a los bueyes a salir de aquel trance, se quedó allí cruzado de brazos, invocando entre todos los dioses a Hércules, que era el de su mayor devoción. Llegó entonces Hércules y le dijo:
-á Toma una rueda, hostiga a los bueyes y no invoques a los dioses si no hay esfuerzo de tu parte!
- Si no lo haces así, nos invocarás en vano.
La oración debe acompañarse siempre previamente de la acción.
Tomado de Cuentos y Fábulas en Sternet
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