- Te daré - dijo - todas las riquezas del Mar Rojo.
- Entonces te enseñaré al volar - replicó el águila.
Y tomándola por los pies la llevó casi hasta las nubes, y soltándola de pronto, la dejó ir, cayendo la pobre tortuga en una soberbia montaña, haciéndose añicos su coraza. Al verse moribunda, la tortuga exclamó:
- Renegué de mi suerte natural. ¿Qué tengo yo que ver con vientos y nubes, cuando con dificultad apenas me muevo sobre la tierra?
Si fácilmente adquiriéramos todo lo que deseamos, fácilmente llegaríamos a la desgracia.
Tomado de Cuentos y Fábulas en Sternet
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