Cuando el delfín llegó con su carga a la vista de la tierra no lejos de Atenas, le preguntó al mono si él era un Ateniense. Este contestó que sí lo era, y que era descendiente de una de las familias más nobles en aquella ciudad. El delfín entonces preguntó si él conocía el Pireo (el famoso puerto de Atenas).
Pensando que se refería a un hombre, el mono contestó que lo conocía muy bien y que él era un amigo íntimo. El delfín, indignado por estas falsedades, dio media vuelta y retornó al mono al alta mar.
Las propias mentiras del fanfarrón son las que se encargan de hundirlo.
Tomado de Cuentos y Fábulas en Sternet
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