Otro cayó de una manera similar, y luego un tercero, y todavía otros después de ellos.
Un ratón mayor muy experimentado, que había evitado muchas trampas y ratoneras, observó desde una distancia segura la trampa de su enemiga mañosa y dijo,
--¡Ah! ¡Tú incapaz que yaces allí, aunque estés llena de harina, siempre te reconoceré!
Y desde entonces ella no pudo volver a cazar más ratones.
La vejez y la experiencia son las mayores fuentes de sabiduría.
Tomado de Cuentos y Fábulas en Sternet
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